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Tere Rocha

Bienvenidos

ENSEÑANAZAS DE BUDA SOBRE EL PERDÓN

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El perdón no es un simple mecanismo para liberar de culpa a quien nos ofendió. El perdón es un mecanismo para que yo sea libre de la amargura que dejó esa acción en mi corazón.
Yo puedo decidir perdonar a alguien, que no está arrepentido de haberme dañado, porque mi intención al perdonar, no es que esa persona quede libre de culpa, si no que yo quede libre en mi interior, que yo tenga paz, que yo pueda vivir bien y sin mirar para atrás.
El ser humano es susceptible de ser herido emocionalmente. Es esta vulnerabilidad la que nos hace lo que somos. Corazones heridos, relaciones rotas, pleitos, enfrentamientos, promesas incumplidas, traiciones, deslealtades, ausencias, son algunos hechos que forman parte del lado triste y oscuro de la vida.
La realidad es que pueden ser muchas situaciones las que nos lastimen  y generen en nuestros corazones un profundo resentimiento y tristeza que sentimos no nos permiten avanzar.
No obstante, para eso existe el perdón. Lo tenemos aquí como una extraordinaria oportunidad para sanar nuestra herida y simplemente continuar.
Los pasos principales para perdonar a alguien son los siguientes:
1.- Identifique plenamente la herida específica que le hicieron, y la persona que se lo hizo.
2.-Decida perdonarla a pesar de lo que siente en su corazón.
3.- Confiese con su boca ese perdón aunque usted esté sólo, no tiene que ir a decírselo a aquella persona; lo puede hacer usted en la privacidad donde se encuentre en ese momento.
4.- Yo podría ir y decirle a alguien: “te perdono por esto y aquello”, y aquella persona decir: “pues mira si te lo puedo volver a hacer lo repito otra vez”…
5.- Recuerde que el perdón no es para liberar de culpa al otro, sino para que yo sea libre de las heridas del alma.
6.-  Comuníquese con la divinidad creadora en la que usted tenga confianza y dígale desde el fondo de su alma: “Yo decido perdonar, quítame lo que siento, borra de mi corazón estas heridas, dame un corazón nuevo, te entrego el mío sano y listo para continuar”.
También nosotros hemos lastimado a mucha gente, con intención o sin ella, hemos herido profundamente el alma de nuestros seres queridos; hay que pedirles perdón. Las situaciones que recordamos en las que estamos conscientes que los hemos ofendido, necesitamos anotarlas, y debemos decirles: “perdóname”.
Si usted no puede ir haga uso de una llamada telefónica, de una carta, de un correo electrónico, de una tarjeta de disculpa, y dígale desde dentro de su corazón: “yo te lastimé en aquella ocasión, con esto y con está otra situación, te pido de corazón que me perdones”, si la persona lo perdona o no ese no es problema suyo, usted ya es libre de ese nudo, que lo tenía amarrado en su corazón.
Recuerde: El perdón es un mecanismo para que nuestro corazón sane de las heridas, para que nuestra alma brille, para que nuestra vida vaya en aumento, para que usted y yo podamos desarrollar este potencial que poseemos y que nadie nos puede quitar nunca.
Existen diversas formas de empezar a caminar por la senda de la paz y el perdón. Cada persona tiene un proceso propio que debe respetarse, sin embargo, existen algunas coincidencias o constantes que aparecen en muchos casos.
Quien perdona, busca o acepta ayuda.
Cuando una persona enfrenta un mal momento, es importante comenzar a procesar y vivir las emociones, de otra manera los sentimientos negativos se van acumulando con el tiempo y luego ya no sabemos cómo liberarnos de estos.
Un psicólogo o un terapeuta podría ayudarte a salir de esta situación para tomar la decisión de perdonar e iniciar de nuevo.
Recupera tu poder interno.
Abrir tu corazón al perdón y tomar el control de tu vida, puede ayudarte a salir de esta experiencia amarga y dolorosa.
Evita por todos los medios que brote en tu interior una acción de odio y venganza para quien sientes te hizo daño. Si das espacio para estas malas emociones, podrías sufrir alguna enfermedad física, moral y espiritual y pregúntate si vale la pena.
Y que como decía Buda, si no puedes perdonar, vivirás con tus enemigos, con tus heridas, con tus dolores, con tus tristezas, con tus resentimientos.
La enseñanza de Buda sobre el perdón:
Un Buda estaba meditando junto con sus discípulos en el bosque, cuando un hombre de repente lo empezó a insultar y querer agredir.
Buda salió del trance al instante y con una sonrisa plácida envolvió con compasión al agresor; sin embargo, los discípulos reaccionaron violentamente, atraparon al hombre y alzando palos y piedras, esperaron la orden del Buda para darle su merecido.
Buda en un instante percibe la totalidad de la situación, y les ordena a los discípulos, que suelten al hombre y se dirige a este con suavidad y convicción diciéndole:
-“Mire lo que usted generó en nosotros, nos expuso como un espejo muestra el verdadero rostro. Desde ahora le pido por favor que venga todos los días, a probar nuestra verdad o nuestra hipocresía. Usted vio que en un instante yo lo llené de amor, pero estos hombres que hace años me siguen por todos lados meditando y orando, demuestran no entender ni vivir el proceso de la unidad y quisieron responder con una agresión similar o mayor a la recibida.
Regrese siempre que desee, usted es mi invitado de honor. Todo insulto suyo será bien recibido, como un estímulo para ver si vibramos alto, o es sólo un engaño de la mente esto de ver la unidad en todo”.
Quien ama, no necesita perdon
Cuando escucharon esto, tanto los discípulos como el hombre, se retiraron de la presencia del Buda rápidamente, llenos de culpa, cada uno percibiendo la lección de grandeza del maestro y tratando de escapar de su mirada y de la vergüenza interna.
A la mañana siguiente, el agresor, se presentó ante Buda, se arrojó a sus pies y le dijo en forma muy sentida
-”No pude dormir en toda la noche, la culpa es muy grande, le suplico que me perdone y me acepte junto a Usted”.
Buda con una sonrisa en el rostro, le dijo: “Usted es libre de quedarse con nosotros, ya mismo; pero no puedo perdonarlo”
El hombre muy compungido, le pidió que por favor lo hiciera, ya que él era el maestro de la compasión, a lo que el Buda respondió:
-“Entiéndame, claramente, para que alguien perdone, debe haber un ego herido; solo el ego herido, la falsa creencia de que uno es la personalidad, ese es quien puede perdonar, después de haber odiado, o resentido, se pasa a un nivel de cierto avance, con una trampa incluida, que es la necesidad de sentirse espiritualmente superior, a aquel que en su bajeza mental nos hirió. Solo alguien que sigue viendo la dualidad, y se considera a sí mismo muy sabio, perdona, a aquel ignorante que le causó una herida”.
Y continuó: “No es mi caso, yo lo veo como un alma afín, no me siento superior, no siento que me hayas herido, solo tengo amor en mi corazón por usted, no puedo perdonarlo, solo lo amo. Quien ama, ya no necesita perdonar.
El hombre no pudo disimular una cierta desilusión, ya que las palabras de Buda eran muy profundas para ser captadas por una mente llena todavía de turbulencia y necesidad, y ante esa mirada carente, el Buda añadió con comprensión infinita:
“Percibo lo que le pasa, vamos a resolverlo: Para perdonar, ya sabemos que necesitamos a alguien dispuesto a perdonar. Vamos a buscar a los discípulos, en su soberbia están todavía llenos de rencor, y les va a gustar mucho que usted les pida perdón. En su ignorancia se van a sentir magnánimos por perdonarlo, poderosos por darle su perdón, y usted también va a estar contento y tranquilo por recibirlo, va a sentir un reaseguro en su ego culposo, y así más o menos todos quedarán contentos y seguiremos meditando en el bosque, como si nada hubiera pasado”
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